Nutrición y cáncer de estómago: lo que debes saber
El cáncer de estómago, conocido también como cáncer gástrico, es una enfermedad que afecta a miles de personas en todo el mundo (se estima que en España son 7.000 nuevos casos cada año y unos 4,2 millones en el mundo). Para combatir eficazmente esta enfermedad, es crucial comprender cómo la nutrición y la dieta pueden influir en su desarrollo. En este artículo, exploraremos en profundidad los diferentes aspectos relacionados con el cáncer de estómago, incluyendo los tipos de cáncer gástrico, los factores alimentarios que pueden aumentar o reducir el riesgo, y cómo tomar decisiones informadas sobre tu alimentación puede marcar una gran diferencia en tu salud.
Tipos de Cáncer de Estómago
El cáncer de estómago no es una única enfermedad; existen varias formas de esta patología según su ubicación y tipo histológico:
Cáncer de Cardias: Este tipo se localiza en la parte alta del estómago, cerca del esófago, y representa entre el 10% y el 20% de todos los tumores gástricos.
Cáncer Distal: Se encuentra en el resto del estómago, abarcando el antro, el cuerpo y las curvaturas menor y mayor. Este tipo de cáncer es el más común en la mayoría de los casos.
Desde una perspectiva histológica, la gran mayoría de los cánceres gástricos son adenocarcinomas, que se dividen en dos subtipos: intestinal y difuso. Existen múltiples factores que actúan en el riesgo y desarrollo, se incluyen la dieta, el consumo de alcohol, la obesidad y la susceptibilidad genética, pueden desempeñar un papel importante en el desarrollo de esta enfermedad.
Factores alimentarios de riesgo
El alto consumo de sal puede producir una irritación crónica de la mucosa gástrica, lo que aumenta la proliferación celular y facilita la colonización de Helicobacter pylori, una bacteria que se considera un cocarcinógeno estomacal. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el consumo diario de sal no supere los 5 gramos, pero la mayoría de las poblaciones superan con creces esta cifra.
El consumo excesivo de carne roja se ha asociado de manera inconsistente con un aumento en el riesgo de cáncer gástrico. Además, durante la cocción de la carne a altas temperaturas, se forman compuestos potencialmente carcinógenos, como las aminas heterocíclicas y los hidrocarburos aromáticos policíclicos. Las carnes procesadas, ricas en sal, nitritos y hierro, pueden incrementar significativamente el riesgo, especialmente cuando se consumen en cantidades considerables.
El consumo de chile, conocido por su capsaicina que proporciona el picante, se ha asociado a un mayor riesgo de cáncer gástrico. Se ha observado que la capsaicina, sustancia activa que da picor a los chiles, aumenta el número de linfocitos y la exfoliación de las células epiteliales del intestino. Es posible que la inflamación sea el mecanismo por el cual la capsaicina incrementa el riesgo de cáncer gástrico, lo que explicaría el aumento del riesgo en consumidores de chile.
El alto consumo de alcohol se ha relacionado consistentemente con un aumento en el riesgo de cáncer gástrico. Se cree que esto se debe a los efectos genotóxicos del acetaldehído, uno de los metabolitos del alcohol.
La obesidad se considera un factor de riesgo para el cáncer gástrico, especialmente en la región del cardias.
Factores alimentarios de orotección
Ahora, exploremos cómo ciertos alimentos y nutrientes pueden ayudar a reducir el riesgo de cáncer gástrico.
El consumo de verduras crucíferas como el brócoli, col, col de Bruselas y coliflor se ha asociado consistentemente con una disminución del riesgo de cáncer gástrico, especialmente para los tumores de la porción distal. Estas verduras contienen compuestos como isocianatos e indoles que tienen un potencial efecto anticancerígeno.
Las verduras del grupo Allium, como el ajo y la cebolla, han demostrado reducir el riesgo de cáncer gástrico. Se estima una reducción del 20% en dicho riesgo por cada 50 g/día de consumo de alguno de estos vegetales.
Las frutas, tanto cítricas como no cítricas, aportan antioxidantes y compuestos que previenen la formación de nitrosaminas y promueven mecanismos anticancerígenos. Estudios longitudinales han indicado una reducción del 5% en el riesgo de cáncer gástrico por cada 100 g de consumo de frutas.
La fibra dietética ha demostrado tener un efecto protector, con una reducción del 42% en el riesgo cuando se compara el consumo más alto con el más bajo. Las fibras disminuyen los niveles de nitritos en el cuerpo y reducen la formación de nitrosaminas. Además, forman ácidos grasos de cadena corta que inducen la diferenciación celular y la apoptosis de células intestinales, lo que podría reducir el riesgo de cáncer gástrico.
Los correctos niveles de vitaminas, tanto la vitamina C como la vitamina E tienen potencial acción anticancerígena debido a sus efectos antioxidantes y su capacidad para inhibir la formación endógena de nitrosaminas. Estudios han mostrado una reducción del 26% del riesgo de cáncer gástrico por cada 100 mg/día de consumo de vitamina C y del 24% por cada 10 mg/día de vitamina E.
Conclusión
En resumen, tu elección de alimentos y tu estilo de vida pueden desempeñar un papel fundamental en la prevención del cáncer de estómago. Adoptar una dieta rica en verduras, frutas y alimentos saludables puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar esta enfermedad. Si deseas obtener más información sobre cómo tu nutrición puede afectar tu salud gástrica o necesitas asesoramiento personalizado, no dudes en contactarnos. Tu salud es importante, y estamos aquí para ayudarte a tomar decisiones informadas para mantenerte saludable y prevenir el cáncer de estómago.
Las recomendaciones y datos incluidos en este blog no pretenden sustituir los consejos de su médico y/o nutricionista clínico. El autor (Joan Zamora) no se responsabiliza de las posibles consecuencias de la mala aplicación de esta información. La recomendación del autor es que usted acuda a un profesional sanitario cualificado. Los únicos profesionales cualificados para proporcionar programas dietéticos nutricionales son los propios graduados / diplomados universitarios en nutrición humana y dietética y el médico especialista endocrino. Cualquier otro profesional sanitario o persona que le diga lo contrario realiza intrusismo y carece de los conocimientos necesarios. Le recomiendo que no ponga en peligro su salud ni su confianza, apoye la nutrición personalizada y de calidad.